domingo, 14 de julio de 2013

Mina de Bustarviejo

Escrito por Julio

Después de algún cambio de planes, decidimos ir a visitar la antigua mina de plata de Bustarviejo, en la Sierra de Guadarrama. Se trata de una mina de la que se conocen las primeras explotaciones en el siglo XV y aunque se dio por terminada su actividad a finales del siglo XIX,  en 1977 hubo una campaña de explotación de la que pueden observar algunos vestigios de la maquinaria minera según nos aproximamos a la mina y en el interior de esta.



Pese a que la distancia de la aproximación no es mucha, se nos hace dura debido al calor que aun aprieta a esa hora de la tarde y el desnivel que tenemos que salvar.

Nos vamos acercando a la torre de la Mina, un viejo molino que servía para triturar el material extraído de la misma.




Se agradece un descanso a la sombra del interior de la torre después de la subida y el calor que hace.


¡Cualquiera sale con la que está cayendo!

Pero le echamos valor y antes de darnos cuenta ya estamos equipados y colgando de la boca del pozo maestro (16m).


Hemos decidido entrar y salir por este pozo y en lugar de hacer travesía y salir por la bocamina al no ver preparada la instalación como para recuperar sin dificultad la cuerda una vez llegados a la base del pozo. Se supone que tiene tres fraccionamientos pero el último parabolt está roto, por lo que tenemos que colocar un quitarroces.

Nada más bajar encontramos la Gran Sala o Plaza de Toros, con unas dimensiones de 10x10m y una altura de 14m en algunas zonas. Algo interesante de esta mina es que está tal y como la dejaron los mineros en su última explotación de 1977. Un ejemplo de ello es este “canasto” que utilizaban para subir el mineral al exterior.

 Un camino en espiral nos permite comprobar las dimensiones de la sala y nos conduce otras galerías…

 
…como la de la cabra...





 …o la de la cruz...

Continuamos con nuestra visita después de esta experiencia espiritual bajando el pozo de 13m  que nos queda hasta la galería de arrastre. Para acceder al pozo hay instalado un pasamanos, aunque la chapa a la que está sujeto y tenemos que usar para bajar está un poco suelta. Tras unas vueltas de tuerca nos descolgamos del pozo.

Y ya estamos en la Gran Galería. Seguimos los railes de las vagonetas…


El camino es cómodo, pero en algunos puntos tenemos que doblar el lomo.


Podemos observar detalles de los refuerzos de paredes y techos de la galería y nos preguntamos cuánto más resistirán las vigas de madera…


Bordeamos una galería inferior actualmente inundada y enseguida encontraremos la salida por la bocamina.

En esta parte de la galería se hacen imprescindibles las botas de agua.

¡Y por fin vemos la puerta de la galería y aun un poco de claridad en este atardecer veraniego!


Y aquí acaba nuestra aventura de hoy…


¡Ah, no! ¡Que no estamos haciendo travesía…! Pues nada… volvemos siguiendo nuestros pasos, desinstalando y saliendo por donde hemos entrado.

Como es costumbre últimamente, tenemos video